La entrada en el aeropuerto de Praga de cadenas de establecimientos de comida rápida tampoco ha aportado un descenso en los precios de las consumiciones. Al contrario, algunos restaurantes o bares son incluso más caros que el año pasado. Por dos centilitros de agua pagará 115 CZK y por un café 120 CZK. Los viajeros no han demostrado ningún tipo de interés en estos precios: durante nuestra visita en horario punta del mediodía a una cafetería del aeropuerto no había nadie excepto el servicio.
El aeropuerto de Praga confirma así su posición como uno de los aeropuertos más caros de Europa en lo que a comida y bebida respecta.
Los altos precios disuaden a los viajeros en su elección de Praga como aeropuerto de partida. Por ese motivo algunos pasajeros vuelan con agencias de viaje de Alemania, donde incluso el aparcamiento es más barato. Los precios en el aeropuerto no corresponden en absoluto a los ingresos checos y son aún más caros que en otros lugares de Europa.
Las páginas de Internet del aeropuerto de Praga por ejemplo recomiendan "enviar a la familia a visitar las terminales del aeropuerto donde pueden visitar el Salón de la Fama del aeropuerto de Praga", mientras el conductor aparca su vehículo en la terminal más alejada y llega a la terminal de embarque.
Los altos precios están causando problemas a las agencias de viaje y a las aerolíneas. Por ejemplo, en caso de retraso en el vuelo, la ley establece una compensación para tomar un refrigerio por un valor de 200 CZK. Eso no es suficiente ni para tomar un agua y un bocadillo.
Habrá consumiciones más baratas. El aeropuerto ha iniciado un concurso público para ocupar los espacios todavía libres.
La oferta de consumiciones más baratas va aumentando progresivamente. Recientemente abrieron en el aeropuerto una de sus sucursales McDonald's y KFC. A pesar de que McDonald’s cobra por un menú corriente 25 CZK más, sigue estando entre los más baratos del aeropuerto.